observaran estrictamente la Ley de Moisés. Aunque ya se habían tomado fuertes medidas contra los matrimonios mixtos, siguieron algunos casándose con mujeres extranjeras. Recordándoles los castigos que Dios había enviado por esta causa al pueblo de Israel, disolvió tales matrimonios, tomándoles juramento de que en adelante no volverían a hacerlo (Neh. 13:8–31). Para subsanar de una vez para siempre todas estas deficiencias, convocó a todo el pueblo, que se obligó bajo juramento a guardar la Ley (Neh.
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